
El gran potencial beneficioso que tiene la NAC en el embarazo se debe especialmente a sus múltiples mecanismos antioxidantes.

Múltiples estudios científicos demostraron la capacidad que tiene este elemento de mejorar, a través de varios mecanismos, diversas condiciones que pueden afectar la evolución del embarazo.
La N-acetil-L-cisteína (NAC) es uno de los antioxidantes más eficaces que está llegando al mercado gracias a novedosos avances en la ciencia y el cuidado de nuestra salud, habiendo demostrado ser efectivo en el tratamiento de muchas patologías importantes como la diabetes, hipertensión, intoxicación por acetaminofén, entre otras.
Sin embargo, una duda aparece con cierta importancia: ¿cuáles son sus efectos en el embarazo?
La NAC es especialista en limitar los efectos de algunas reacciones producidas por el estrés oxidativo, un proceso donde se liberan una gran cantidad de moléculas anómalas (radicales libres) que atacan y lesionan directamente nuestros tejidos. Esto ocurre en cualquier enfermedad, así como en condiciones normales, aunque en menor cantidad.
El centro del efecto de este potente antioxidante es limitar todas las reacciones de estrés oxidativo, al mismo tiempo que suprime la formación de radicales libres. De hecho, tiene mecanismos directos, que actúan sobre las reacciones, e indirectos, que aumentan la concentración de otros antioxidantes, especialmente del glutatión.
Está demostrado que es uno de los antioxidantes más eficaces y eficientes gracias a la cantidad de reacciones que puede suprimir cada molécula.
En cuanto al glutatión, en condiciones normales, nosotros somos capaces de producir suficiente de este antioxidante endógeno como para corregir el estrés oxidativo; sin embargo, durante procesos patológicos (que pueden afectar el embarazo) o si se practica una mala alimentación y se siguen otros hábitos nocivos, aumentamos los niveles de estrés oxidativo, por lo que necesitamos algo de ayuda extra.
Ahora bien, es necesario resaltar, antes de proseguir con este tema, que la acetilcisteína, como suplemento, no está recomendada en el embarazo. Lo importante es saber que ningún estudio niega su potencial durante la gestación; sin embargo, no hay suficientes ensayos que corroboren que es bastante seguro como para utilizarlo en esta etapa.
La NAC puede actuar durante varias fases del embarazo, tanto antes, aumentando la fertilidad, como después, mejorando el acondicionamiento del cuerpo y jugando un rol beneficioso sobre la lactancia materna.
Es importante que sepamos cada uno de estos beneficios y empecemos a aplicarlos en nuestra vida.
Además, la NAC es un suplemento que ha demostrado tener efectos positivos en muchos sistemas del cuerpo humano, como lo hemos mencionado en otros posts, por lo que nunca es mala idea incluirlo en nuestra dieta.
Fertilidad
Hablemos un poco de su valía previa al embarazo.
No siempre es fácil concebir, y una de las patologías que más frecuentemente pone trabas es el famoso “síndrome de ovario poliquístico”.
La NAC, gracias a la gran capacidad antioxidante que tiene, es capaz de aumentar la tasa de embarazo y ovulación en situaciones complicadas por este síndrome.
Recordemos que la mayoría de los procesos patológicos producen una elevación importante del estrés oxidativo. Y este es especialmente el caso de esta enfermedad, cuyo daño se acerca mucho al de la diabetes, por lo que la acetilcisteína es un suplemento ideal (1).
Inclusive, en algún punto se llegó a categorizar a la NAC como un antioxidante útil en la disfunción eréctil, un proceso caracterizado por la acumulación de radicales libres y la disminución de los niveles de óxido nítrico, un vasodilatador necesario para la erección peneana.
Por esto, no podemos descartar los beneficios de la NAC contra la infertilidad.
La placenta y su labilidad ante el estrés oxidativo
La placenta es el órgano fundamental encargado de tomar los nutrientes de la madre y dárselos al bebé.
No sólo actúa como un transmisor, sino también como un filtro, el cual puede impedir el paso de varias moléculas nocivas capaces de afectar al bebé.
Ahora bien, es necesario destacar que durante la implantación de la placenta (de hecho, durante todo el primer trimestre) existen niveles bajos de oxígeno que no permiten que los radicales libres actúen directamente sobre estos tejidos tan sensibles, siendo la NAC un gran antioxidante capaz de asegurar la completa protección de la placenta (2).
Es importante mencionar esto, ya que los radicales libres son potentes elementos teratogénicos que pueden acabar rápidamente con la gestación. Así que, si bien estos elementos no estarían del todo presentes, siempre es mejor tener un antioxidante protector a la mano.
Además, la NAC también mejora la función endotelial de la placenta, por lo que los requisitos de oxígeno pueden cumplirse sin la necesidad de que los radicales libres afecten directamente este órgano.
Es un “ganar-ganar” desde cualquier punto de vista.
Cuidando al bebé
Hay dos puntos importantes que debemos destacar en relación con la NAC y el embarazo, y trata con dos de las enfermedades más frecuentes de ese periodo: la hipertensión gestacional, o preeclampsia, y la diabetes gestacional.
Es necesario mencionar que la NAC es un precursor importante que permite mejorar el estado del endotelio vascular, por lo que previene la posible disfunción que pueda existir a este nivel.
No sólo la hipertensión es peligrosa, cuando hablamos de trastornos vasculares, sino también la restricción del crecimiento intrauterino causada por trastornos del flujo sanguíneo. En estos casos, la NAC ha demostrado ser de gran utilidad (3).
No sólo trata el proceso de aparición de esta enfermedad, sino que también revierte los efectos del daño vascular. Son beneficios que no podemos dejar a un lado cuando se trata del bienestar de nuestros pequeños.
Además, la NAC también tiene efectos importantes sobre la diabetes en el embarazo.
Esta patología es bastante conocida por las múltiples malformaciones que acarrea, especialmente en cuanto a las alteraciones a nivel cardiovascular, siendo esta la complicación más importante de la diabetes en el embarazo.
La suplementación con NAC aumenta los niveles de glutatión, como explicamos anteriormente, el cual pasa la barrera placentaria y llega al feto, atacando las reacciones de estrés oxidativo y previniendo la posible aparición de malformaciones congénitas cardiacas.
De hecho, hay varios estudios que sugieren la suplementación con este antioxidante durante el embarazo en las madres con diabetes (4).
Aun cuando falta llevar a cabo mucha investigación, los estudios anteriormente señalados reflejan claramente los efectos beneficiosos de la N-acetil-L-cisteína y su posible uso en la prevención y tratamiento de distintas patologías capaces de afectar el antes, durante y después del embarazo.
Si a esto se le suma un correcto régimen alimenticio, una rutina de ejercicio físico regular, un estilo de vida calmado, entre otros factores positivos para la salud, el riesgo de que este tipo de condiciones aparezca o evolucione negativamente se va a ir al mínimo.
¡No te queda de otra, debes incluir a la NAC en tu nutrición diaria!