
Las consecuencias de la hiperglucemia sostenida en el tiempo son principalmente cardiovasculares y circulatorias, pero estas afectan a su vez a muchos órganos diana, como el hígado, el ojo y el riñón.

La dieta para la hiperglucemia debe ser hipocalórica e hiperproteica. Es decir, debemos consumir menos calorías y más proteínas que carbohidratos.

Existen algunas dietas estandarizadas que podemos adoptar para prevenir las consecuencias de la hipoglucemia. Entre ellas podemos contar la dieta cetogénica, la dieta antiinflamatoria, y el ayuno intermitente.
Te has realizado un examen de glucemia, inicialmente los valores son un poco más altos en comparación a la sección “valores normales” de tu reporte. Pero al ver los resultados, tu médico te afirma que no eres diabético. Tan sólo tienes valores ligeramente más altos.
Esto puede deberse a una infección actual. Puede que no hayas guardado el ayuno de la manera apropiada o no hayas seguido alguna indicación. O puede que no tengas diabetes pero si sufres de algo llamado “resistencia a la insulina”, que aunque no es una diabetes, está un paso antes de este terrible desenlace.
Ciertamente, es posible que tus lecturas de glucemia no sean suficientemente altas como para diagnosticar diabetes. Sin embargo, tengas o no el diagnóstico, la prevención es esencial si no deseas que el problema se haga mayor.
¿Cuáles son las posibles consecuencias de una hiperglucemia?
Cuando es sostenida en el tiempo, una hiperglucemia puede convertirse en diabetes. Esto puede ocurrir sin darte cuenta, e incluso darte un susto a ti y a tu familia cuando las cifras de glucemia se salgan de control.
De hecho, la American Diabetes Association asocia la hiperglucemia en ayuno con la pre-diabetes, y nos advierte sobre un “riesgo aumentado de padecer diabetes y enfermedades cardiovasculares”.
Por lo tanto, la primera consecuencia de la hiperglucemia es el desarrollo de diabetes mellitus, una condición en la que el páncreas secreta muy poca insulina o deja de hacerlo, y los niveles de glucosa se mantienen elevados en la sangre (1).
Mantener niveles elevados de glucosa puede causar un desequilibrio en la función de los vasos sanguíneos, predispone a la hipertensión, y el daño progresivo a las pequeñas arterias y venas del organismo.
Esto a la larga puede generar lesiones irreversibles a órganos como los riñones y el ojo (2).
Algunos de los problemas asociados a la hiperglucemia a mediano y largo plazo son (2):
- Problemas de circulación sanguínea que originan una cicatrización lenta y una mayor susceptibilidad a infecciones.
- Aumento de la presión arterial
- Generalmente se asocia a obesidad y desórdenes de lípidos en sangre. Contribuye a la formación de hígado graso.
- Un aumento en el riesgo de infarto al miocardio y accidente cerebrovascular causado por la acción conjunta de la presión arterial aumentada y los desórdenes de lípidos en sangre.
- Retinopatía diabética, un problema de microvasculatura en el ojo que termina causando pérdida total de la visión.
- Nefropatía diabética, un trastorno irreversible en el riñón que ocurre especialmente cuando la hiperglucemia se asocia con hipertensión.
- Neuropatía diabética, en la cual se ve afectada la estructura de los nervios. Causa pérdida de la sensación táctil y se asocia al pie diabético.
Naturalmente, no quieres que nada de esto te ocurra, y esperamos que no tengas que pasar por una situación así. Pero la buena noticia es que está en tu poder evitarlo.
Si quieres prevenir una hiperglucemia e incluso evitar la diabetes, uno de los pilares fundamentales para lograrlo es la dieta.
Te puede interesar:
- Qué es la hiperglucemia, causas y posibles complicaciones
- ¿Cuáles son los valores normales de la glucemia?
Dieta para hiperglucemia
Como podrás imaginar, los niveles de azúcar en la sangre siempre van a depender de tus hábitos de alimentación.
Es por eso que las personas con diabetes mellitus necesitan llevar una dieta estricta y evitar alimentos dulces.
Si estás comenzando a tener lecturas de glucemia un poco altas no tienes que esperar a llegar a una diabetes tipo 2 para comenzar a hacer algo al respecto.
Y si te han diagnosticado esta enfermedad, es ahora más que nunca el momento de cuidar de tu salud para evitar complicaciones, y una de las formas más eficaces es la dieta.
Muchos estudios han demostrado que tan solo llevar una dieta saludable es suficiente para mejorar de forma rápida y efectiva la mayoría de los problemas asociados a la hiperglucemia (3).
Diferente sería si ya has sufrido las complicaciones y tienes enfermedades asociadas, y aún si este es el caso, lograrás mejores resultados al comer bien y llevar el control de tu enfermedad (4).
Ahora bien, ¿qué tipo de dieta debes llevar?
La dieta clásica para la hiperglucemia se denomina hipocalórica e hiperproteica porque, en principio, se tienen que evitar los excesos en la alimentación y mientras disminuye la proporción de carbohidratos tenemos que aumentar la proporción de proteína.
De este modo, lo básico de la dieta para individuos con problemas de glucemia se resume en los siguientes puntos:
- Se deben eliminar los dulces y el azúcar simple presente en bebidas y alimentos procesados.
- Aumentar el consumo de vegetales verdes, legumbres y la mayoría de las frutas (evitando el plátano, la naranja, mango, papaya, y similares).
- Reemplazar el azúcar refinada por edulcorantes, pero utilizar con mucha moderación (no más de 2 veces al día).
- Reemplazar las carnes rojas por pescado, pollo, conejo, y cortes sin grasa.
Te puede interesar:
Para la mayoría de nosotros, estas recomendaciones no son nada nuevas.
Sin embargo, también existen métodos interesantes y apoyados en la ciencia mediante los cuales podemos ayudar a nuestro organismo a controlar la glucemia de forma más rápida.
Estamos hablando de la dieta cetogénica, la dieta antiinflamatoria y el ayuno intermitente, tres métodos con beneficios agregados que no solamente combaten el azúcar alta en sangre sino también disminuyen el riesgo cardiovascular:
- Dieta cetogénica: Se basa en la cetosis, un proceso metabólico en el que el organismo obtiene energía de la grasa y no de los carbohidratos. La dieta cetogénica consta de una proporción mínima de carbohidratos, se aumenta la proporción de proteína de forma ligera, pero se enfoca la atención en incluir abundantes grasas saludables en la dieta.
- Dieta antiinflamatoria: Es una estrategia más fácil de adoptar e igual tiene muchos beneficios para los pacientes con riesgo cardiovascular. La dieta inflamatoria se basa en consumir alimentos con potencial anti-inflamatorio y antioxidante mientras se dejan de lado los alimentos inflamatorios, que generalmente son procesados y dañinos para el metabolismo.
- Ayuno intermitente: Es un patrón dietético, es decir un método para programar la ingesta de alimentos. Aunque la palabra ayuno suena muy restrictiva, sólo requiere saltarse el desayuno para alargar el ayuno nocturno y lograr una serie de cambios metabólicos muy interesantes.
Puedes escoger alguno de estos patrones dietéticos o simplemente aumentar tu consumo de frutas y verduras, evitar todo tipo de alimentos procesados, bebidas azucaradas, y comida rápida.
Sin embargo, si quieres asegurarte de que no estás haciendo nada mal, otra opción es buscar la ayuda de un nutricionista para conocer las porciones más apropiadas de acuerdo a tu peso y estatura, y las mejores estrategias para lograr una alimentación balanceada de acuerdo a tus metas.
Espero que te haya servido de ayuda el post