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La nutrición en la enfermedad de Crohn es muy importante ya que su tratamiento pueden causar algunos déficits que debes llenar con tu dieta o suplementación. Por ejemplo, en el caso del magnesio, el zinc, y el folato.
Durante brotes de la enfermedad, se recomienda moderar la fibra, consumir probióticos, y eliminar el exceso de grasa, carnes rojas, y lácteos. En períodos de remisión, la dieta no es tan estricta, pero se recomienda reducir el consumo de todo aquello que causa inflamación intestinal
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La nutrición a veces se maneja como un aspecto extra que ayuda al tratamiento médico. Sin embargo, en algunos casos es tan importante, e incluso más importante que los medicamentos. En el caso de la Enfermedad de Crohn, un buen control de los síntomas no sería posible si no sabemos qué comer y qué evitar. El tratamiento no puede ir desligado de la nutrición apropiada
¿Quieres saber qué alimentos debes incluir en tu dieta y cuáles es mejor evitar? Todo dependerá de la etapa de la enfermedad que estás atravesando y algunos otros factores. Sin embargo, en este artículo lo hemos resumido para ti de forma sencilla y con pautas basadas en ciencia.
La nutrición en la enfermedad de Crohn
La nutrición es un pilar fundamental en el tratamiento de la enfermedad de Crohn y forma parte de la terapia complementaria al tratamiento médico. Hemos mencionado las pautas generales, como evitar los alimentos que causan inflamación y los alérgenos.
Sin embargo, también existe una serie de recomendaciones específicas que reciben los pacientes con enfermedad de Crohn poco después de ser diagnosticados.
El objetivo de la terapia nutricional es:
- Disminuir los efectos de desnutrición causados por los problemas de absorción y la diarrea
- Mejorar el tránsito intestinal y corregir la diarrea
- Mantener un peso saludable
- Evitar alergia relacionada a alimentos y controlar la inflamación
- Mejorar el funcionamiento del sistema inmune y la flora gastrointestinal
Entre los problemas específicos que debe resolver la alimentación balanceada, los más importantes son la inapetencia, el bajo peso, y el retraso de crecimiento en los niños.
El primer paso es controlar la diarrea, y posteriormente detectar y tratar los déficits nutricionales asociados a la enfermedad de Crohn y al tratamiento de la misma.
Los más importantes son:
- Magnesio: Se le considera un factor protector en la enfermedad de Crohn, pero debido a la inflamación gastrointestinal su absorción es limitada.
- Zinc: La deficiencia de zinc es común en la enfermedad de Crohn, y puede aumentar el riesgo de complicaciones y hospitalizaciones en pacientes sintomáticos (2).
- Selenio: Muchos pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales tienen una deficiencia de selenio. No se conoce los mecanismos detrás de la deficiencia, pero existen varias proteínas que utilizan el selenio como cofactor para modular la inflamación intestinal (3).
- Calcio: En muchos pacientes, será necesario evaluar los niveles de calcio y la mineralización ósea. Especialmente quienes reciben corticoesteroides, pues estos medicamentos disminuyen su absorción.
- Vitamina D: Se ha nombrado a la vitamina D como un factor protector de la enfermedad de Crohn debido a efectos inmunomoduladores que reducen la incidencia de la enfermedad. Su absorción se encuentra disminuida en pacientes que reciben colestiramina para el control de la enfermedad de Crohn.
- Vitamina A: Además de ser necesaria para la salud visual, la vitamina A es también un potente inmunomodulador y antioxidante. Tanto la vitamina A como los beta-carotenos son aliados fundamentales de los pacientes con enfermedad de Crohn.
- Vitamina K: La absorción de esta vitamina se ve afectada en pacientes que tratan su enfermedad con colestiramina. Es vital para la coagulación y contribuye a sanar las úlceras gastrointestinales.
- Complejo B: Se ha demostrado una deficiencia de vitamina B en la enfermedad de Crohn, especialmente vitamina B12 y ácido fólico. La absorción de ácido fólico es deficiente en pacientes que reciben salazopirina como tratamiento médico.
Dieta Elemental (4,5,6)
Poniendo en práctica los objetivos de la terapia nutricional, podemos planificar una dieta elemental que pueden seguir los pacientes con enfermedad de Crohn.
Esta estrategia dietética puede servir de base para agregar cualquier otro factor de acuerdo a las necesidades y metas del paciente.
La dieta de la enfermedad de Crohn diferencia dos estadios o etapas de la enfermedad: el brote sintomático y los períodos de remisión o asintomáticos.
En brotes sintomáticos
Durante un brote sintomático, la estrategia va dirigida a aumentar las calorías para compensar la pérdida de energía por parte del sistema gastrointestinal y disminuir el consumo de grasas, que aumentarían los episodios diarreicos.
De igual forma, se debe mantener una hidratación adecuada, priorizar alimentos de digestión fácil y disminuir el contenido de fibra insoluble de la dieta.
La dieta durante un brote sintomático debe estar dirigida a evitar a toda costa la diarrea y las alergias alimentarias.
Por ello, es recomendable eliminar todo vestigio de gluten y lactosa de la dieta y eliminar la piel de la fruta y los cereales integrales por su alto contenido en fibra insoluble.
Por otro lado, la fibra soluble (la que se encuentra en la manzana, por ejemplo) se debe consumir con moderación y el máximo de grasa a consumir debe limitarse a una cucharada de aceite de oliva diaria.
El uso de probióticos durante los brotes sintomáticos es una necesidad absoluta.
Los podemos encontrar en el yogurt y en los suplementos probióticos. Estos últimos se recomiendan por la variedad de cepas que ofrecen de forma rápida y conveniente.
Las comidas durante la enfermedad sintomática deben ser moderadas, y se ha recomendado un mayor número de comidas con menos cantidad y a intervalos regulares.
Se recomiendan alimentos como las patatas, el pescado blanco, el arroz blanco y una hidratación regular.
Por otra parte, se eliminan de la dieta las carnes rojas, los productos lácteos sin descremar, y todo cuanto contenga proteína de origen animal.
En período de remisión
Cuando el paciente no está en etapa sintomática, la dieta deja de ser tan estricta y se permiten algunos alimentos que no son recomendables durante el período sintomático.
Sin embargo, sigue habiendo restricciones, especialmente para evitar síntomas incómodos y para prevenir recaídas.
Por ejemplo, no se recomienda comer coliflor ni ningún alimento relacionado a las coles, así como bebidas con gas y exceso de fibra dietética ya que aumenta la producción de gases a nivel gastrointestinal.
Por otro lado, también se deben evitar los alimentos con edulcorantes, ya que en muchos pacientes pueden desencadenar episodios de diarrea.
La dieta durante el período de remisión depende de cada paciente, sus intolerancias o alergias alimentarias, sus necesidades nutricionales, entre otras cosas.
En líneas generales, se recomienda consumir carnes blancas en vez de carnes rojas, alimentos ricos en omega 3, vitamina A y betacarotenos. Y utilizar aceite de oliva, aguacate, y productos probióticos.
Dieta Antiiflamatoria
No existe una única dieta para todo paciente con enfermedad de Crohn. Al ser una enfermedad tan variable, también los pacientes se benefician cada uno de una dieta diferente.
Por ejemplo, la dieta de carbohidratos específicos ayuda a los pacientes a escoger sus carbohidratos y evitar fibra insoluble, carbohidratos complejos y comidas procesadas (7,8).
También se utiliza la dieta de exclusión, que elimina componentes de la dieta que pueden alterar la flora intestinal y la barrera intestinal y recomienda algunos tipos de fibra en ciertas concentraciones (9).
Por otro lado, muchos pacientes se han beneficiado de una dieta Mediterránea y de la dieta antiinflamatoria para controlar sus síntomas y prevenir recaídas.
De igual manera, puede servir para reducir el riesgo de padecer enfermedad de Crohn. El principal componente que busca mediante la dieta Mediterránea es el potencial antiinflamatorio de los alimentos que la componen.
Recientemente, un grupo de investigadores utilizó un enfoque inspirado en la dieta Mediterránea, pero adaptado a los pacientes con enfermedad de Crohn, el estadio de la enfermedad de cada uno y las recomendaciones dietéticas generales que hemos expuesto arriba.
Tras 6 semanas de esta dieta Mediterránea modificada, se redujeron de manera significativa los marcadores de inflamación e incluso la transcripción genética de algunas sustancias pro-inflamatorias (10).
En conclusión, toda dieta con componentes antiinflamatorios que aumente el consumo de omega 3, carnes blancas y frutas con potencial antiinflamatorio tiene una buena aplicación en la enfermedad de Crohn siempre y cuando se ajusten los parámetros dietéticos al estadio de la enfermedad y las necesidades nutricionales especiales del paciente.
Suplementación Recomendada
Hemos descrito en secciones anteriores algunas de las deficiencias nutricionales más importantes en la enfermedad de Crohn. Lo ideal en esta entidad es realizar revisiones regulares del estado de salud del paciente junto a una buena estrategia dietética destinada a solventar estos problemas.
En muchos casos, sobre todo en brotes sintomáticos, a pesar de tener una alimentación adecuada se hará necesario suplementar algunos nutrientes esenciales para corregir alguna deficiencia de forma rápida, para solventar algún síntoma en específico, o para disminuir el estado inflamatorio en general.
Los suplementos más comúnmente utilizados en la enfermedad son los probióticos, los cuales modulan la flora intestinal y ayudan a evitar microorganismos asociados a pérdida de la permeabilidad del epitelio intestinal.
También suelen utilizarse con mucha frecuencia los suplementos con omega 3, los cuales poseen un efecto antiinflamatorio importante y pueden ayudar al organismo a modular la respuesta inmune.
Dependiendo de la deficiencia en particular, pueden también utilizarse suplementos para contrarrestar la anemia (hierro, complejo B), para potenciar el sistema inmune (Vitamina A, beta-carotenos, zinc), o para corregir alguna deficiencia en particular (Vitamina D, calcio, magnesio, entre otros).
Si sigues estas recomendaciones en conjunto con las pautas que te dará tu médico, lograrás un mejor control de la enfermedad de Crohn y reducirás tus síntomas de forma gradual.
No olvides que la enfermedad de Crohn se presenta de forma distinta entre un paciente y otro. Por eso, recuerda que nuestras recomendaciones no están hechas para sustituir ni mucho menos anular las de tu médico.
Ante todo, ten paciencia. La enfermedad de Crohn no se resuelve de la noche a la mañana. Poco a poco irás conociendo más de tu propio cuerpo y sabrás cuáles alimentos te hacen bien y cuáles debes evitar. Pero será un proceso gradual de descubrimiento que deberá ser guiado por un médico.
Al final del recorrido, tu calidad de vida mejorará de forma significativa y, aunque tendrás ciertas limitaciones en sentido dietético, estas dejarán de ser el centro de tu atención.