
El síndrome metabólico es un grupo de factores de riesgo entre los que destacan problemas con el azúcar y las grasas en sangre, hipertensión arterial y obesidad.

Las causas del síndrome metabólico generalmente están relacionadas con el estilo de vida y la nutrición. De no tratarse, puede avanzar y ocasionar problemas mayores, como la diabetes tipo 2
La obesidad se ha convertido poco a poco en un problema de salud a nivel nacional e internacional (1). De ser un problema estético ha pasado a convertirse en el principal desencadenante de una gran variedad de enfermedades en la población.
El sobrepeso, los primeros problemas de glucemia antes de la diabetes, así como el aumento del riesgo cardiovascular nos preocupan a todos.
Es por esto que la pérdida de peso se ha convertido en un sinónimo de prevención, pero no todos conocen un término igual de importante: síndrome metabólico.
Muchas personas lo llaman “pre-diabetes”, pero el problema más urgente del síndrome metabólico no es el advenimiento de la diabetes sino el riesgo de padecer infarto al miocardio, eventos cerebrovasculares, entre otras cosas (2).
Todos estos problemas de salud se hacen cada vez más comunes en nuestra población, y recientemente han comenzado a afectar también a los niños, quienes a pesar de su corta edad no escapan de los riesgos cardiovasculares asociados (3)
No hay por qué esperar a que nuestros hijos y demás familiares padezcan las complicaciones del síndrome metabólico para comenzar a informarnos y prevenir una de las enfermedades más prevalentes en el mundo moderno.
Qué es el Síndrome Metabólico
La mayoría ha escuchado y conoce suficiente sobre la diabetes y la hipertensión, pero cuando hablamos de síndrome metabólico, muchos no tienen idea de qué se trata.
Un síndrome es un conjunto de signos y síntomas que generalmente coexisten en el mismo paciente y tienen causas y consecuencias en común.
En el caso del síndrome metabólico, consta de una serie de alteraciones metabólicas, la mayoría de las cuales están relacionadas al metabolismo energético (4).
El síndrome metabólico ha sido llamado también pre-diabetes, ya que suele encontrarse en una etapa previa a la diabetes tipo 2 (5). Otros nombres que se le han dado son síndrome x, síndrome plurimetabólico, síndrome de Reaven, o síndrome de insulinoresistencia.
Dicho de manera sencilla, el síndrome metabólico es la unión de la obesidad central (aumento en la circunferencia de la cintura), descontrol de grasa en la sangre, hipertensión, y un problema metabólico llamado resistencia a la insulina.
Síntomas y características del Síndrome Metabólico
De forma más técnica, podríamos decir que el síndrome metabólico incluye una alteración de la tolerancia a la glucosa como requisito para el diagnóstico.
Es decir, el paciente debe tener problemas con el azúcar en la sangre, que generalmente se manifiestan como una glucosa alta en ayunas. Además de esto, los pacientes tienen dos factores de riesgo adicionales, entre los cuales pueden estar:
- La obesidad
- Las alteraciones de lípidos en sangre, (dislipidemias)
- La hipertensión
- La microalbuminuria (presencia de trazas de albúmina en la orina, que aparece cuando hay ciertos problemas en la salud de los vasos sanguíneos)
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Causas por las que se produce
No hay una sola causa del síndrome metabólico, e incluso las causas pueden variar de un paciente al otro. Pero algo que tienen en común la mayoría es una dieta con exceso de calorías, insuficiente ejercicio físico, y un estilo de vida sedentario.
Este estilo de vida desemboca en resistencia a la insulina.
Muchos sabemos que la insulina es una hormona fundamental para promover la entrada de glucosa en las células. Ahora bien, cuando existe resistencia a la insulina, se requiere más concentración de hormona para tener los mismos resultados.
Ante ello, el cuerpo se ve forzado a mantener un estado de hiperinsulinemia (concentración alta de insulina) para poder mantener los niveles de glucosa en la sangre en estado normal.
Eventualmente, ocurre una descompensación por parte del páncreas. El órgano está trabajando sobrecargado y termina colapsando, así que los niveles de insulina comienzan a bajar.
Al mismo tiempo, en la mayor parte de los pacientes con síndrome metabólico existe una sobreproducción de colesterol LDL y VLDL, también llamados “colesterol malo” (6). Estas grasas contribuyen al problema, causando toxicidad en las células del páncreas y afectando la secreción normal de insulina.
Agregándole al problema, cuando la resistencia a la insulina se asocia con aumento de grasa corporal, habrá un estado de inflamación sistémica o de bajo grado, aumenta el riesgo de trombosis e incluso puede causar problemas renales que inducen hipertensión.
De hecho, el tejido adiposo continuamente libera citoquinas, con lo que se hace más pronunciada la inflamación sistémica (7).
En conjunto, todos estos factores se reúnen en el mismo paciente, y es por eso que vemos una asociación muy estrecha entre desórdenes metabólicos como la resistencia a la insulina, condiciones de salud como la obesidad, y otras alteraciones de valores normales, como lo son la hipertensión, los problemas de azúcar y lípidos en la sangre.
¿Cuáles son sus posibles complicaciones?
Al convertirse en un problema sostenido a largo plazo, la resistencia a la insulina y el descontrol de lípidos en la sangre crean un estado tóxico para el páncreas.
Progresivamente, las células beta del páncreas dejan de funcionar como deberían y comienza a disminuir la secreción de insulina.
Es así como el síndrome metabólico se convierte en diabetes tipo 2, y ya cuando esto ocurre no hay marcha atrás.
A diferencia del síndrome metabólico, la diabetes tipo 2 se puede controlar, pero no se puede revertir completamente.
Por otro lado, la obesidad en el síndrome metabólico crea un estado inflamatorio sistémico: un tipo de inflamación de bajo grado pero que se mantiene en el tiempo y se localiza en todo el cuerpo (7).
Este estado inflamatorio sistémico causa a la larga diversos problemas crónicos, entre los cuales está la hipertensión, la ateroesclerosis, y sus respectivas complicaciones a largo plazo.
Un estado proinflamatorio con un descontrol de lípidos en sangre es el caldo perfecto para la formación de placas de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos, especialmente si tenemos además un aumento en los triglicéridos y el colesterol malo (LDL) en la sangre (9).
Estas placas a su vez pueden causar obstrucción, disminución de flujo de sangre, formación de trombos y émbolos, y eventos potencialmente letales como el infarto al miocardio y los eventos cerebrovasculares.
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¿Debemos estar en guardia?
En vista de todo esto, muchos gobiernos han encendido sus alertas de salud pública e iniciado programas para promover la actividad física y la dieta saludable. Sin embargo, la mayoría de las iniciativas gubernamentales han llegado a la misma conclusión:
De nada sirve crear políticas de salud pública si no hay conciencia de la enfermedad y su prevención en el seno de la familia y en el individuo (10).
¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados mientras nuestra salud y la de nuestra familia se deteriora?
La buena noticia es que, tal como hemos mencionado antes, el síndrome metabólico se puede prevenir, así como la mayoría de sus complicaciones.
La prevención será la base fundamental y el mejor tratamiento a seguir para los pacientes con síndrome metabólico.
En muchos casos tan solo la prevención mediante estrategias nutricionales y de aumento de actividad física logrará revertir la enfermedad mientras que en otros servirá de ayuda para potenciar la acción de la terapia médica (8),